El oído es el órgano de la audición y el equilibrio. Desde un punto de vista anatómico, se puede dividir en tres partes: oído externo, oído medio y oído interno:
La pérdida de audición se denomina hipoacusia. Se puede clasificar de muchas maneras, pero la más ilustrativa hace referencia al lugar del oído en el que está ocurriendo el problema que genera la hipoacusia. Así, denominamos hipoacusia de transmisión a aquellas circunstancias que afectan a las estructuras que transmiten el sonido, desde el conducto auditivo externo hasta todo el oído medio. En las hipoacusias de percepción lo que falla es el sistema de transducción del sonido, esto es, el oído interno, que es la porción “nerviosa” del oído (como la retina en el ojo). A su vez, la hipoacusia de percepción se divide en de tipo coclear (se afecta el caracol) o retrococlear (cuando el daño o la lesión compete al nervio auditivo o cualquier nivel de la vía nerviosa hacia el cerebro). Las hipoacusias mixtas son aquellas en las cuales el daño o la lesión del oído interesa tanto al oído medio como al oído externo.
Clasificación de las hipoacusias y ejemplos más frecuentes:
El primer paso ante una hipoacusia es la exploración visual del oído externo y medio, a poder ser mediante un microscopio de exploración. El aspecto del conducto auditivo externo y la membrana timpánica (color,aspecto, si está perforada o no), así como el contenido de la caja del tímpano (aereación normal, acumulo de líquido seroso, moco o pus), nos orientará en el caso de una otitis externa o media.
Posteriormente, habrá que realizar una valoración de la audición mediante la audiometría tonal, el timpanograma y el estudio de los reflejos estapediales. Si no fuera suficiente, haríamos pruebas más complejas como los potenciales evocados auditivos (PEATC) o estudios de imagen radiológica (TAC o RMN).
Generalmente la audiometría tonal liminar nos orientará en base a evaluar si estamos ante una hipoacusia de transmisión o de percepción.
Ante una otitis externa, media serosa o media aguda, la mejoría de la audición pasa por el tratamiento de la causa que lo originó, generalmente administrando antibióticos en gotas tópicas en la otitis externa y por vía oral en la otitis media, además de algún fármaco complementario que ayude a mejorar los síntomas (antiinflamatorios, corticoides, etc…)
Las otitis medias crónicas son aquellas en las que la anatomía del oído está definitivamente alterada debido a una perforación timpánica persistente o por lesiones irreversibles en los huesecillos del oído medio. Tal circunstancia requiere un tratamiento quirúrgico (timpanoplastia) para restaurar la anatomía del oído medio y mejorar su función, y con ello la audición.
Un caso especial es la otoesclerosis. Es una causa frecuente de pérdida de audición en adultos, especialmente en mujeres jóvenes, tiene un patrón hereditario y tendencia a empeorar con ciertos cambios hormonales de la mujer (embarazo). La causa es un excesivo crecimiento de hueso alrededor de la platina del estribo, que termina fijándose y deja de transmitir correctamente la señal auditiva hacia el oído interno. Como vimos en la tabla anterior, la otoesclerosis forma parte de las llamadas hipoacusias de transmisión. Suele afectar a ambos oídos, aunque es frecuente que el paciente refiera la pérdida de audición en uno de ellos, al principio en frecuencias graves para, con el tiempo, implicar a todo el rango frecuencial auditivo. Generalmente el tratamiento de la otoesclerosis es quirúrgico (estapedectomía). Consiste en extraer el estribo y poner una prótesis de titanio en su lugar.
Así como las hipoacusias de trasnmisión son susceptibles de tratamiento médico o quirúrgico, las hipoacusias de percepción, salvo casos aislados (neurinoma del acústico, cirugía del implante coclear) se benefician de la adpatación de audífonos. Cada tipo de audífono tiene una indicación concreta para un tipo de hipoacusia y característica del paciente, de ahí que resulta imprescindible que acuda al otorrinolaringólogo para que le oriente sobre el tipo de audífono que debe de adaptarle el audioprotesista.
Es fundamental una correcta coordinación entre faringe-laringe.
Sinusitis, Poliposis nasal (Cirugía Endoscópica Nasosinusal) y Rinitis.
Tanto problemas de audición como cirugía del oído.
La clave está en un buen diagnóstico. Tratamientos individualizados. Destacamos las maniobras posicionales y las inyecciones intratimpánicas de dexametasona para tratar el Méniere.
Cirugías para respirar mejor: Septoplastia, Sinequia Nasal y Turbinoplastia.
¿Tiene el ronquido solución? Cada caso debe de ser estudiado de forma individual.
La voz es una de las cualidades más inherentes del ser humano.
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